Un repaso general para una buena alimentación de las razas caninas.
Una buena alimentación, ésto es, rica y equilibrada, es fundamental para obtener un óptimo y saludable aspecto.
Por tradición el perro ha sido catalogado siempre como carnívoro, pero su actual posición al lado del hombre lo ha adecuado a un régimen omnívoro. Cualquier perro, adecuadamente acostumbrado, es capaz de comer de todo, y lo que es más, cada ingrediente de su ración le favorecerá en un aspecto concreto.
Carne: Es su principal fuente de proteínas, y aunque existen numerosas formas de comercialización (picada, troceada, en piezas ... ), también le es beneficioso que pueda desgarrarla y masticarla bien, y no limitarse únicamente a deglutirla, lo cual le privaría de ejercitar los músculos maseteros, que necesita tener en forma para una buena mordida.
Huesos: Para potenciar el uso de los músculos masticadores se le puede dar huesos, pero nunca huesos largos de cordero y conejo, ya que sus astillas pueden clavarse, no sólo entre los dientes y encías, sino, lo que es peor, en los intestinos y provocarle perforaciones de fatal desenlace.
Huesos aptos para el consumo son los huesos planos, como la escápula o paletilla de ternera, cuya forma permite al perro roerla poco a poco y asimilar el calcio que contiene.
Hay una costumbre, muy extendida entre muchos aficionados, consistente en dar tráqueas de cordero y
ternera (formadas por anillos cartilaginosos). Esto conlleva un inconveniente, ya que el perro demasiado voraz puede tragarse algún anillo entero y atravesársele en el esófago.
Cereales: Para ofrecer una buena ración se suele añadir uno o varios cereales hervidos, en general arroz, que se puede cocer en un caldo de huesos. Lo que no se debe hacer es complementar la ración con patatas y otras féculas, pues al no poder digeridas tampoco las puede asimilar.
Frutas y verduras: Cualquier verdura es beneficiosa, y puede ser añadida al caldo en el que se cuecen el arroz y los huesos. Especial mención hay que hacer de las zanahorias y las manzanas crudas, ya que arrastran los residuos de comida de los dientes impidiendo su posterior putrefacción. Esa misma función la desempeña el pan duro al que muchos perros se aficionan como objeto de juego y van royendo poco a poco.
Grasas: Es conveniente proporcionar al perro una fuente de lípidos, fundamentalmente para favorecer la absorción de las vitaminas liposolubles, es decir, que se disuelven bien en grasas y que por lo tanto se incorporarán al metabolismo junto a ellas.
Una fuente importante de grasas son las margarinas y aceites vegetales, así como el aceite de hígado de bacalao, que además favorecen el necesario crecimiento del pelaje en las épocas frías.
La industria dedicada a la alimentación animal ha conseguido los piensos secos, que ofrecen además de un equilibrio nutricional que raya en la perfección, una disminución del volumen de heces. Aunque no favorecen el desarrollo muscular que supone una masticación cuidadosa, sí ofrecen una mayor higiene y comodidad. Lo que sí exige este tipo de preparados es que el perro disponga siempre de abundante agua fresca y limpia.
Una buena alimentación, ésto es, rica y equilibrada, es fundamental para obtener un óptimo y saludable aspecto.
Por tradición el perro ha sido catalogado siempre como carnívoro, pero su actual posición al lado del hombre lo ha adecuado a un régimen omnívoro. Cualquier perro, adecuadamente acostumbrado, es capaz de comer de todo, y lo que es más, cada ingrediente de su ración le favorecerá en un aspecto concreto.
Carne: Es su principal fuente de proteínas, y aunque existen numerosas formas de comercialización (picada, troceada, en piezas ... ), también le es beneficioso que pueda desgarrarla y masticarla bien, y no limitarse únicamente a deglutirla, lo cual le privaría de ejercitar los músculos maseteros, que necesita tener en forma para una buena mordida.
Huesos: Para potenciar el uso de los músculos masticadores se le puede dar huesos, pero nunca huesos largos de cordero y conejo, ya que sus astillas pueden clavarse, no sólo entre los dientes y encías, sino, lo que es peor, en los intestinos y provocarle perforaciones de fatal desenlace.
Huesos aptos para el consumo son los huesos planos, como la escápula o paletilla de ternera, cuya forma permite al perro roerla poco a poco y asimilar el calcio que contiene.
Hay una costumbre, muy extendida entre muchos aficionados, consistente en dar tráqueas de cordero y
ternera (formadas por anillos cartilaginosos). Esto conlleva un inconveniente, ya que el perro demasiado voraz puede tragarse algún anillo entero y atravesársele en el esófago.
Cereales: Para ofrecer una buena ración se suele añadir uno o varios cereales hervidos, en general arroz, que se puede cocer en un caldo de huesos. Lo que no se debe hacer es complementar la ración con patatas y otras féculas, pues al no poder digeridas tampoco las puede asimilar.
Frutas y verduras: Cualquier verdura es beneficiosa, y puede ser añadida al caldo en el que se cuecen el arroz y los huesos. Especial mención hay que hacer de las zanahorias y las manzanas crudas, ya que arrastran los residuos de comida de los dientes impidiendo su posterior putrefacción. Esa misma función la desempeña el pan duro al que muchos perros se aficionan como objeto de juego y van royendo poco a poco.
Grasas: Es conveniente proporcionar al perro una fuente de lípidos, fundamentalmente para favorecer la absorción de las vitaminas liposolubles, es decir, que se disuelven bien en grasas y que por lo tanto se incorporarán al metabolismo junto a ellas.
Una fuente importante de grasas son las margarinas y aceites vegetales, así como el aceite de hígado de bacalao, que además favorecen el necesario crecimiento del pelaje en las épocas frías.
La industria dedicada a la alimentación animal ha conseguido los piensos secos, que ofrecen además de un equilibrio nutricional que raya en la perfección, una disminución del volumen de heces. Aunque no favorecen el desarrollo muscular que supone una masticación cuidadosa, sí ofrecen una mayor higiene y comodidad. Lo que sí exige este tipo de preparados es que el perro disponga siempre de abundante agua fresca y limpia.